Procrastinar, diferir, aplazar, o simplemente vaguear, ¿os suena?. El verbo procrastinar proviene del latín cras, que significa mañana o adelante. Un defecto que cometemos todos, pero cuando afecta nuestra productividad, se convierte en un verdadero problema.
Percibimos una tarea que nos resulta incómoda, difícil o aburrida, nuestro cerebro ante esa situación hostil intenta aliviar la ansiedad con otra actividad que nos presenta como necesaria pero claramente no lo es. Lo que se debe hacer se archiva en nuestra mente como dolorosa y las excusas brotan con una brillante originalidad. Las consecuencias las sabemos todos: acumulación de obligaciones, sentimiento de culpa y propósito de mejora para el día siguiente. Y vuelta a empezar en un bucle castigador con el desgaste emocional que eso supone.
Si aplazar nuestra visita al gimnasio tiene como única consecuencia unos pantalones más estrechos, no cumplir en el ámbito laboral y transmitir desorden e ineficacia, sí deriva en una mala reputación en el equipo de trabajo y una pérdida de ambición profesional.
“La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella” apuntaba Oscar Wilde. Mal consejo si queremos conseguir nuestros objetivos y ser más productivos. Así que si no cuentas con el talento del escritor y deseas evitar este mal hábito, te mostramos unas técnicas que te ayudarán en tu propósito:
1. Tener claro los objetivos
La metodología SMART para definir objetivos es una de las más efectivas y sencillas de aplicar. En ella los objetivos tienen que cumplir unos requisitos: ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo concreto para completarlos. Cuando se tiene presente este esquema en el día a día, es difícil aplazar las obligaciones porque se sabe perfectamente en cada momento que es lo que hay que hacer y se reduce así la incertidumbre.
2. Gestionar la energía
El tiempo de nuestra jornada laboral es el que es y no podemos controlarlo. Las horas para cumplir nuestras tareas son limitadas al igual que nuestra energía, pero con ella sí podemos controlar de qué manera la gastamos. Es obvio que no somos máquinas y no siempre tenemos la energía y la capacidad 100%. Si conocemos nuestro ciclo interno para saber qué momento del día tenemos más fuerza para realizar una actividad complicada, podemos planificar nuestra agenda para ser más productivos y eficaces. De esta manera cumpliremos con nuestros objetivos sin posponer ya que los realizaremos cuando nuestra mente esté más activa y creativa.
3. Divide el trabajo en tareas pequeñas y concretas
Nos solemos abrumar si contemplamos una tarea en su conjunto pero si dividimos un proyecto en pequeños pasos, que tenemos que ir cumpliendo poco a poco, el reto resulta menos complejo. Además de esta manera podrás recompensarte en cada avance, establecer las pausas de descanso (método Pomodoro: 25 minutos de trabajo y 5 de break) y motivarte cuando veas lo recorrido.
4. Evita las distracciones
Cuantas más distracciones se tienen en el entorno más difícil resulta concentrarse y más fácil será procrastinar. Ante una tarea complicada, es mejor desconectar el móvil y correo, ordenar la zona de trabajo y escuchar música que nos aisle de ruidos externos.
5. Herramientas tecnológicas
Lo bueno de las nuevas tecnologías es que podemos aprovecharnos de aplicaciones o herramientas que nos organicen nuestras tareas y así darle un respiro a nuestra memoria. Estas apps nos ayudan a gestionar tareas, fijar fechas, activar alarmas, plantear esquemas de ejecución y así organizar el día y procrastinar menos.
Después de lo dicho, toma la decisión de dejar de aplazar tareas en tu trabajo o negocio. Cada día cuenta para abandonar este hábito tan perjudicial y cada mañana es una oportunidad real de cambio. No hay que esperar a la presión, a la última hora y a trabajar con estrés. Todos sabemos que lo que más cuesta es el minuto antes de empezar, donde más nos tenemos que obligar. Dar el primer paso siempre fue de valientes, así que ánimo y a caminar.
¿Sabes la diferencia entre un sueño y una meta? Tan solo una fecha.
Acerca del Autor:
Este articulo fue escrito por Leyre Soto, redactora de TribeScale
"Soy Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas. Me encanta la comunicación, las RRSS y las personas valientes que emprenden nuevos caminos. Cine, música y humor como necesidades vitales."