Por: Rita Arosemena P.
Parte 1:El líder Peter Pan: cuando se construye con las manos y se destruye con los pies
El líder inmaduro es una figura acosada por sombras, no las de los demás sino las suyas.
A lo largo de la historia, importantes hechos políticos han demostrado más de la cuenta cómo el liderazgo se ve entorpecido por esquemas de pensamiento que a ningún líder le conviene tener.
Hitler, por ejemplo, a pesar de ser un hombre con un gran poder de influencia y una habilidad impresionante para el discurso, tenía un punto débil que, en gran medida, le costó la guerra:
No estaba dispuesto a delegar responsabilidades
El ejército alemán, a diferencia de los aliados, estaba estructurado de manera que Hitler fuera la última persona a cargo de tomar una decisión. Los generales eran figuras asistenciales que carecían del poder de autoridad con el que contaban los altos mandos del ejército estadounidense.
El líder que pretende tener siempre la última palabra
confunde el liderazgo con la dictadura.
Desde luego, para comprender mejor todo esto conviene repasar la definición más antigua del concepto líder.
Desde la etimología latina, la palabra líder deriva de la partícula “lid” y hace referencia a una persona que inicia o se encuentra inmerso en una disputa.
Por supuesto, esta no es una definición que transmita la idea de un liderazgo pasivo — nunca se ha visto que la pasividad sea una cualidad representativa del líder — pero tampoco debería interpretarse el iniciar o encontrarse inmerso en una disputa como una postura exclusivamente a la ofensiva.
Una vez más: el líder maduro no busca tener siempre la razón, sino guiarse a sí mismo a través de los demás hacia un propósito de intereses mutuos.
De hecho, disputa proviene del latín dis (separar) y putare (podar).
En otras palabras, el líder auténtico, el líder maduro y no auto-proclamado, es un jardinero fiel que separa la maleza del jardín que atesora y lo mantiene bien limpio y podado.
Todo esto nos lleva a formular el que personalmente consideramos el mayor problema del líder inmaduro:
El perfeccionismo
La obsesión con la idea de ser impecable a toda costa lleva al líder Peter Pan a cometer errores críticos y faltar a un sistema de valores que debería ser intocable.
El líder maduro es un jardinero fiel que separa la maleza del jardín que atesora y lo mantiene bien limpio y podado.
La fijación con la norma de no equivocarse puede motivar conductas negativas como:
Deshonestidad
Que no implica sólo el actor de mentir, también el de ocultar la verdad.
Cuando a un líder le preocupa excesivamente que los demás no estén de acuerdo con su forma de pensar o sus decisiones (en especial si dichas decisiones los afectan directamente) puede recurrir a la vieja técnica “no mentir, pero tampoco decir la verdad”, que viene siento — a fin de cuentas — una soberana tontería.
Entra en las cualidades de la gente madura y capaz de liderar el tener la capacidad de ser completamente sinceros y francos con los demás en lugar de apostar por el camino fácil, que es guardar silencio ante los asuntos incómodos.
El líder inmaduro no entiende cómo puede ser posible liderar en medio de un conflicto.
El líder maduro se prepara para hacer frente al conflicto y fortalecer su capacidad de liderazgo.
Inflexibilidad
Que consiste en aferrarse obstinadamente a las propias ideas y desestimar por inercia las de los demás.
Me gusta llamarlo “yoísmo”, porque equivale a la práctica fanática de una doctrina religiosa: la del egocentrismo.
Condescendencia excesiva
Lo opuesto a la inflexibilidad es la condescendencia, que mal aplicada transmite la impresión de un líder falto de carácter, volátil, manipulable y débil.
En definitiva, alguien que nadie quiere seguir.
La madurez es una etapa de plenitud cuyo alcance es (porque debe ser) doloroso.
El principio invaluable que todo aspirante a líder maduro debería reconocer y aceptar en primer lugar es la inmensa oportunidad de aprendizaje que hay en la pérdida y en el sufrimiento, una aceptación que no se pone a prueba en épocas de felicidad sino en tiempos de conflicto.
“En mayo cualquiera es pescador”, escribió Hemingway en su libro “El Viejo y el Mar”.
En días de buen humor, hasta los árboles y las aves lideran con una calidad excepcional.
Agradece la dificultad, porque es la semilla de la grandeza.
El líder inmaduro es un viajero inmerso en un viaje apasionante en el que nadie más que él mismo puede garantizar que llegará a donde quiere llegar, y como en todo viaje apasionante, conviene ir ligeros, sin peso que estorbe el cuerpo o la mente.
En días de buen humor, hasta los árboles y las aves lideran con una calidad excepcional.
En su libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, Dale Carnegie nos brinda una serie de principios de buena conducta que a todo líder en formación le enriquecería llevar bajo el brazo.
Guárdalos en tu equipaje, y buen viaje.
- Para sacar el mayor provecho de una discusión… evítala.
- Muestra respeto por la opinión de la otra persona. Nunca le digas a una persona que está equivocada.
- Si estás equivocado, admítelo rápido y enfáticamente.
- Comienza de modo amigable. Logra que la otra persona diga “sí” inmediatamente.
- Habla suavemente.
- Sonríe donde sea apropiado.
- Si no puede evitarse una confrontación, no sientas que tienes que lograr una rendición incondicional. Siempre da a la otra persona una salida para una retirada honorable.
Bibliografía
- “Cómo hacerse inolvidable”, Dale Carnegie
- “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas “, Dale Carnegie
- “Peter Pan”, J.M. Barrie
- “El Síndrome de Peter Pan”; Dan Kiley
Referencias que la autora recomienda
Mecanismos de Defensa |Consultabaekeland.com
El Modelo de Terapia Cognitivo Conductual(Aaron Beck, Albert Ellis y la baja tolerancia a la frustración)
Acerca del Autor: Este articulo fue escrito por Rita Arosemena P.
Rita es licenciada en Comunicación, Creadora de Contenido Web y Copywriter entresemana (mochilera compulsiva, cafetera móvil y apasionada del arte el resto del tiempo). Para leer sus escritos, echa un vistazo a ritaescribe.com o a medium.com/@ritaperetz