Juan siempre había soñado con tener su propio negocio. Con esfuerzo y dedicación, logró abrir un pequeño almacén de zapatos en el centro de la ciudad. Los primeros meses fueron emocionantes: clientes satisfechos, ventas constantes y la ilusión de ver crecer su sueño. Sin embargo, a medida que el negocio crecía, Juan se encontraba cada vez más abrumado.
Las largas jornadas se volvían interminables
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