En 1993, y luego de romper con su tercer matrimonio, un emprendedor que se dedicaba a las ventas callejeras decide instalarse en Nueva York con su modesto puesto de peladores de patatas. Allí, en medio de los peatones, conseguiría construir una fortuna tras vender más de 10 millones de unidades de su producto, ganándose el reconocimiento como uno de los mejores vendedores callejeros de la ciudad…
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