En 1932, un cansado carpintero que había visto cómo su negocio se incendiaba, que había quebrado por culpa de una crisis financiera y que había perdido a su esposa, estuvo a punto de renunciar por completo a su sueño de ser empresario, pero encontró en sus cuatro hijos la motivación que necesitaba y decidió intentarlo nuevamente. Lleno de determinación, inició una nueva empresa que se convertiría
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