En el año 2013, un emprendedor estadounidense decidió participar en el programa Shark Tank tratando de conseguir financiación para un invento que había creado; sin embargo, todos los tiburones lo rechazaron argumentando que el proyecto no tenía mucho potencial de crecimiento y que no valía lo que él estaba pidiendo. 5 años más tarde, ese emprendedor no solo había logrado comercializar
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